Ruta de la Plata II

  Cerca del epicentro de la Costa del Sol, en San Pedro de Alcántara, concretamente en la calle Ávila 2, se sitúa a modo de embajada gastronómica un pedacito de Extremadura, donde los sabores y aromas pueden trasladarte desde Cáceres hasta Mérida. No hablamos de otro bar que de "Ruta de la Plata II".

  Paseando entre altos edificios anaranjados, un toldo amarronado donde se puede leer el nombre del local nos indica que hemos llegado a nuestro destino. Al entrar dejamos a nuestra izquierda la terraza del bar, protegida de la intemperie por una caseta de plástico y varias estufas eléctricas. El amplio interior del restaurante recuerda al de una taberna: paredes en tonos marrones y pardos, mesas redondas y sillas de madera, una larga barra con jamones colgados por techo, muchas botellas de vino apiladas con cierta solera... y un intenso olor a carne que te despierta el hambre desde que pones el primer pie en el restaurante. El servicio, muy atento y eficaz, no tardará en ofrecerte asiento bien en una zona más elevada junto a una televisión, o a ras de suelo en una mesa alta con taburetes u otra más baja con bajas sillas.

  En el ámbito gastronómico, "Ruta de la Plata II", más que "especialidades extremeñas" (tal y como reza la carta) ofrece una amplia gama de platos más típicos del centro peninsular y Castilla en general: casi una infinidad de montaditos diferentes, una rica ensaladilla, patatas a las diferentes salsas, muchos tipos de carne (pluma, presa, solomillo...) cargados de sabor, tostas con diferentes acompañamientos, migas, sus propias patatas "chip" caseras... todo ello muy bueno y a buen precio. Y cómo no, también sirven nuestras queridas bravas:

  Realmente la receta de "Ruta de la Plata II" es de una salsa, ya que el nombre del plato que reza la carta es "patatas con salsa brava y alioli", pero precisamente esta combinación de salsas es la que suele componer las patatas dos salsas, así que las voy a considerar como tal. Desde luego, las "papas" estaban

hechas de forma impecable, como un bombón helado: suaves y cremosas por dentro, pero crujientes y doradas por fuera y con el punto de sal y tamaño justo. Como tiene que ser. Sin embargo, la receta mete la pata hasta "el corvejón" en las salsas: una de ella es la "brava" (por llamarle de alguna forma): de color naranja y textura bizarra, lo único que aporta al plato es el sabor del comino. En lugar de llamarle salsa brava podrían hacerle un honor a la verdad y llamarle "salsa de cominos triturados", ya que cualquier otro ingrediente, sabor o picante queda mudo ante el saludo del comino al paladar. La otra salsa en cuestión es el alioli, el cual (y lo digo a boca llena) era de los mejores que he probado en la vida: casero, no licuado del todo, con algún minúsculo trocito de ajo, de textura agradable, punto de sal justo, y rebosante de sabor. Bravo por ese alioli.

  Así que, en resumidas cuentas, "Ruta de la Plata II" es un restaurante bastante atractivo para los amantes de la buena comida contundente como lo soy yo, donde degustar una presa que quita el sentido, acompañada de unas patatas perfectamente fritas y con unas salsas de muerte, todo ello en un ambiente amplio y relajado. Eso sí, a no ser que les pirre el comino tanto como a mi las bravas, no les aconsejo ni de lejos que pidan las bravas, en su lugar háganle un favor a sus papilas gustativas y pidan patatas con salsa alioli.

Resumen: 

  Nombre y Localización: Ruta de la Plata II. Calle Ávila 2, San Pedro de Alcántara (Málaga).

  Valoración del Restaurante: Muy Buena.

  Versión de las Bravas: Dos Salsas

  Valoración y Precio de las Bravas: Mala. 2'7€.

Macuro (Cerrado :( )

  En la trianera calle Rosario de Vega, concretamente en el número 10, muy cerca de la Plaza de Cuba se encuentra un bar atrevido, que apuesta por la mezcla y fusión de sabores, culturas y tradiciones de países de todos los continentes. No hablamos de otro bar que de Macuro.

  Un étnico y curioso cartel te da la bienvenida al restaurante que nos ocupa hoy: tanto el símbolo del local, parecido a un sol, como la tipografía de las letras que escriben "tAbErNa MaCuRo, cocina de mestizaje" nos permiten hacernos una idea sobre a qué tipo de restaurante vamos a entrar. Tal y como avanzaba antes, una de las palabras que mejor describen a este bar, tanto en su decoración como en la comida que preparan, es "étnico" y ahora voy a decir por qué. El local no es muy grande, lo compone una sola sala de tamaño medio decorada con múltiples cuadros (algunos de un artista que ha decidido exponer en el restaurante) sobre paisajes y elementos diversos del planeta, está plagada de sillas y mesas de madera sobre las cuales yacen rojos manteles individuales de papel. Hay muchos elementos decorativos como botellas de vino, velas, relojes antiguos... que le dan a Macuro cierta atmósfera "vintage". Algunas de las paredes y columnas del local están pintadas de negro con el fin de hacer las veces de pizarra gigante, en la que aparecen las diversas tapas, platos y vinos (muchos vinos) que ofrecen, y todo ello en múltiples idiomas. El servicio, al menos durante mi experiencia, no fue precisamente atento, a pesar de ser pocos los comensales presentes, tardaron en atendernos y la entrega de platos fue espaciada. El ambiente en Macuro es relajado, la luz es tenue y siempre hay música de fondo, pero impera en todo el local cierto olor a "fritanga" no muy agradable.

  En cuanto al aspecto gastronómico, en la estropeada carta puedes encontrar varios platos en diferentes secciones ("para empezar", "para continuar"...) como la tosta de queso valdenebro con confitura de higos y reducción de jumilla dulce (muy recomendable), solomillo al whisky, falafel de garbanzos con espinacas y salsa de yogur, arepitas (unas tortas venezolanas), risotto, tartar de salmón y mango... y muchos más platos representativos de las diversas gastronomías del globo. Además en las pizarras puedes encontrar platos fuera de carta, como las patatas tartar o la tempura de calabacín y pipas con crema de calabaza (con una presentación increíble), y una extensa variedad de vinos de todo tipo. Resumiendo, la carta de Macuro está plagada de platos con los que puedes probar un cachito de diversas partes del mundo, todos ellos cargados de sabor y a buenos precios. Y como no podía ser de otra manera, en Macuro también preparan su propia versión de nuestro plato preferido: las bravas.

  La receta que hacen de nuestras queridas bravas, al igual que en el 90% de bares de Sevilla, es del tipo dos salsas. Las patatas no las fríen ni confitan ni hornean, simplemente las cortan en cachelos y las cuecen con piel incluida, de forma parecida a las "papas arrugás", quedando una textura muy suave y agradable. En cuanto a las salsas, la roja era un tomate frito casero (poco habitual) bien cargado de picante (tanto que llega  desafiar a "Er Más Bar" y sus bravas infernales), mientras que la blanca era una mayonesa muy suave, de sabor muy sutil por no decir casi imperceptible. Lamentablemente el posible de sabor de este plato, estéticamente muy bonito al llevar perejil triturado sobre las salsas, queda totalmente enmascarado por el papel de la sal: es tal la cantidad que lleva que incluso el picante pasa a un segundo plano y te provoca repetidos tosidos. Lo que no se es si tal cantidad de sal es debido a falta de sabor en las salsas o a un desafortunado descuido por parte del cocinero. Espero que la razón sea la segunda.

  En definitiva, Macuro es un bar curioso y peculiar, donde la gastronomía mundial se da cita en unos 10 metros cuadrados al servicio del cliente, con el fin de pasar una agradable y tranquila velada en todos los sentidos (menos en el olfativo debido al olor a frito previamente mencionado). Me gustaría volver para probar más platos y comprobar si las bravas son así de insulsas y extremadamente saladas, o si fue un error; en caso negativo, si les apetece tomar unas bravas, mejor no entren en Macuro.

  Resumen: 

   Nombre y Localización: Macuro. Rosario de Vega 10, Sevilla.

   Valoración del Restaurante: Buena.

   Versión de las Bravas: Dos Salsas

   Valoración y Precio de las Bravas: Muy Mala. 2'7€.

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